"Querida Montse:
No sé muy bien cómo empezar estas líneas, ni qué decirte en ellas, sobre todo para no hacerte ningún daño.
Anoche, cuando me oí a mí mismo decirte lo que llevo en mi corazón, me asusté mucho, tuve miedo. Todo desapareció cuando nos besamos & entoces supe que hasta el más extraudinario de los sueños es posible si se ama. Tus labios sellaron un montón de heridas & el tiempo dejó de contar para mí.
Lo que buscaba, lo que necesitaba estaba allí, en ese momento preciso. & cuando te fuiste, me quedé flotando en una hermosa nube de colores. Eso fue anoche. Pero a lo largo de una noche sin dormir, como acabo de pasar, he comprendido que los sueños son traidores, porque a veces te anestasian & , al despertar de ellos, todo vuelve a ser como era antes. Hay muchas cosas que no cambian, aunque el amor, siempre él, las haga más llevaderas.
Te estarás preguntando a qué viene esto, qué pasa, pero por mucho que escriba & escriba, no lo entenderás. Casi ni lo entiendo yo mismo.
Hay una verdad: Te quiero.
Me he enamorado de ti. No era mi intención, pero ha sucedido.
Verte fue sentirme atraído por ti, & conocerte, desear dártelo todo.
Sin embargo, no es tan sencillo & no quiero hacerte daño. Ya te lo han echo antes, así que es mejor no seguir con esto.
También a mi me han echo mucho daño & tengo heridas invisibles en el alma. Soy un cobarde, lo reconozco. Pero no puedo decirte más.
La culpa es mía & sólo mía. Tenía que haberme ido antes, sin llegar a esto.
Eres especial & mereces toda la felicidad que, estoy seguro, no tardarás encontrar.
Yo, probablemente, no conoceré ya a nadie como tú. Supongo que lo tendré merecido, por juzgar al destino.
Gracias por darme una esperanza. Te quiero.
Sergio."

No hay comentarios:
Publicar un comentario